No te pago para que pienses, me dijo hace un par de años. Sonaba a advertencia, del tipo “no me molestes con tus cosas”. Levantó la vista y me miró a los ojos, para que quedara claro. Yo respondí alguna vaguedad, sin convencimiento, sin demostrarle la satisfacción que me producía esa frase, mientras pensaba: mi jefe sabe que yo pienso.
Pero la situación no era fácil:
1. Mi jefe aceptaba que pensaba.
2. Pero no me pagaba para pensar.
3. Sin embargo, para cumplir mis tareas, debía pensar, mover alguna neurona aunque fuera para activar la memoria de lo aprendido.
4. Pero si pensaba le molestaba.
5. Entonces, si trabajaba le molestaba.
Yo siempre quise pensar. PENSÁ Y SALÍS, decía el personaje de Urdapilleta en Tumberos. Pensando tomaba distancia de lo que se me hacía intolerable.
En las habitaciones de mi niñez pensaba. En el asiento trasero del auto de mis viejos pensaba. En la cena afuera de los sábados por la noche pensaba y luego dormía mientras los adultos hablaban de sus temas. Pensardo fui corriéndome poco a poco de la vida que me había tocado vivir, una versión libre del sujeto cartesiano, pienso porque quiero existir. Quería mi lugar en el mundo a fuerza de pensar, pretendiendo ser reconocido por ese atributo de la mente. Pero esa sujeción al pensamiento se convirtió en una adicción durísima, y peor todavía cuando mi ego tuvo sed de reconocimiento. Quería solidificar esa imagen psicológica que me había construído. Y esto viene a cuento porque estamos hablando de chantaje, porque estamos hablando de construcción de imagen, porque estamos hablando de mi experiencia en una consultora.
No te pago para que pienses. No te voy a decir que estábamos salvando al mundo, tampoco condenándolo. Apenas si nos reuníamos con el vicepresidente de turno para diagramar algunos ejes de campaña ante su intención de presentarse como candidato en algún distrito electoral.
El encuentro consistía en pasarle algunos datos de los estudios que veníamos realizando en los últimos meses. En lo cuantitativo teníamos a la inseguridad encabezando las preocupaciones, el miedo. Seguida por la educación y la salud, la desidia. Los temas estructurales de los argentinos aún en democracia. El tipo medía bien, la gente lo quería, la gente lo votaba, la gente lo veía emprendedor y kirchnerista. Dos pilares fundamentales para triunfar en aquel entonces.
Pero yo quería decir algo más. Quería decirle al candidato que si bien las elecciones las ganaba, ya que las ganaba, tal vez podía también interiorizarse sobre los motivos que lo ubicaban como ganador. Darle un contexto a ese triunfo, digamos. Quería decirle que allá afuera la gente ya no sabía que pensar y lo que sabía se lo decía la TV. La tele, ese espacio donde te paras a repetir de memoria ESFUERZO, EMPUJE, TRABAJO, FUERZA, TURISMO, MARCA ARGENTINA.
Lo que quería decir no era nada nuevo, pero quería decírselo igual. No siempre podemos decir cosas nuevas. Quizás el tipo respondía algo, que se yo, pensaba. Quizá te mostraba alguna de sus ideas, el candidato.
Entonces nos juntamos con los compañeros y propuse hacer una introducción explicativa con un análisis de las opiniones vertidas por los participantes de los grupos focales que habíamos indagado recientemente. Mujeres y hombres del distrito, jóvenes y veteranos que venían a charlar durante casi dos horas por los cincuenta mangos de incentivo que se les daba al finalizar el grupo. Atenti que hay verdaderos profesionales de los grupos focales. Hay gente que junta un sueldito yendo a esta clase de entrevistas. Y van rotando de consultoras para que los reclutadores no se aviven.
Armamos un Power Point con texto, con formas, con flechitas, con colores. Con todo eso, porque sino haces un paper, y nosotros no hacemos papers. No nos pagan para hacer papers. Hacemos Power Point con texto pero que no parezca texto. En el documento tipeamos una lista de temas a abordar:
LAZO SOCIAL
NUEVAS TECNOLOGÍAS
ATOMIZACIÓN
CRISIS DE IDENTIDAD POLÍTICA
CRISIS DE REPRESENTACIÓN
CRISIS DE LOS SENTIDOS DE PERTENENCIA A GRUPOS O PROYECTOS COLECTIVOS
DESINTERÉS CIUDADANO
ESTALLIDO DE LAS LEALTADES TRADICIONALES DEL VOTO
ZOOM POLITIKON
HOMO VIDENS
LA POLÍTICA COMO PADECIMIENTO: DESENCANTO Y DESILUSIONES
DEMOCRACIA DE PARTIDOS, DEMOCRACIA DE AUDIENCIAS
METAMORFOSIS DE LA REPRESENTACIÓN
DESCONEXIÓN ENTRE LOS REPRESENTANTES Y LOS REPRESENTADOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
LEALTADES POLÍTICAS
Etcétera.
A pesar de dejarme en claro que no me pagaba por hacer estas cosas, mi jefe decidió mantener el texto en el informe. Mi jefe tiene una debilidad por el número de páginas que conforma un estudio. A mayor grosor, mayor rapidez en el pago.
Llegó el candidato, seguido de cerca por sus empleados de seguridad. Un apretón de manos y arrancar rápido. Mi jefe iba leyendo el informe de corrido, a medida que se sucedían las filminas proyectadas en la pared. El candidato se bancó la ponencia como un caballero. Escuchó todo en silencio y esperó que le llegara el turno. Y dijo:
—Está muy bien esto, pero yo necesito que ustedes me digan qué es lo que quiere la gente. Para mi es muy importante arrasar en estas elecciones. Tengo que sacar arriba del sesenta por ciento de los votos, ¿entienden? Entonces si la gente me quiere ver inaugurando fábricas, lo hago. Si me tengo que ir al campo a comer un asado con los productores, voy. Si tengo que ir a almorzar a lo de Mirtha Legrand lo hago. Y si tengo que sacarme el brazo y ponerlo arriba de la mesa, lo pongo.
Después de algunas muecas y un mínimo acuerdo para seguir trabajando, un empleado de seguridad susurró algo al oído del candidato. Se retiró fugazmente, flanqueado por sus acompañantes.
(Continuará.)
1 comentario:
Siga, siga.
Saludos
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